Pese a que la tarjeta de embarque ha sido sustituida por un simple código de barras que se puede mostrar desde el móvil, la modalidad impresa de las mismas sigue siendo a día de hoy la forma más habitual de subir al avión.
Normalmente, y una vez utilizado dicho documento, habituamos a desprendernos de ellas en cualquier lugar. Incluso hemos posado para una fotografía con el billete para publicarla en nuestras redes sociales. Son prácticas tan comunes como peligrosas de nuestra privacidad.
¿Por qué no debo mostrar mi tarjeta de embarque?
Y es que lo cierto es que a través del código de barras de nuestra tarjeta de embarque, se pueden conocer de manera sencilla nuestros datos personales.
La información que este código contiene depende de cada compañía, siendo habitual que figuren en él nuestro nombre y apellidos, referencia de la reserva, origen y destino del vuelo, fecha, hora, asiento-fila, nombre de la aerolínea con la que viajamos y número de secuencia con la que el vuelo ha sido reservado.
Si bien no parece información demasiado valiosa o de interés, el peligro reside en que no hay que ser un experto para poder hacerse con ella, ya que a día de hoy cualquiera puede utilizar un lector online para acceder a ella.
Además de esto, la posible información robada puede ser suficiente para acceder al perfil personal de la página web de la compañía. Con esto es posible cambiar los asientos, cancelar vuelos, cambiar contraseñas, etc.
¡Pero no solo eso! Con todo ello, se puede saber el tiempo que se estará fuera de casa. Por lo tanto, usted puede ser un blanco fácil para robos en el domicilio
Por todo ello, y no son pocas la razones, recomendamos tener mucha precaución con este tipo de documentos. A priori, no parecen confidenciales, pero pueden traernos algunos problemas.
Información obtenida de La Vanguardia